La edad prevista para la menarquia varía con diferencias individuales en cuanto a la edad de aparición de la pubertad. En general, la primera menstruación debe aparecer a los 2 o 3 años después del inicio del desarrollo puberal. En la mayoría de las niñas jóvenes (aproximadamente, el 80%), el primer signo de la pubertad es una aceleración del crecimiento, seguido por el desarrollo incipiente de las mamas (telarquia) y la aparición de vello púbico (adrenarquia). En las restantes (un 20%), la adrenarquia aparece poco antes de la telarquia, pero los dos acontecimientos están íntimamente ligados. En consecuencia, la menarquia puede aparecer a una edad tan temprana como los 10 años (cuando la pubertad comienza a los 8 años), y en muy pocas ocasiones aparece después de los 16 años (cuando la pubertad comienza a los 13 años).
La edad media de aparición de la telarquia, la adrenarquia y la menarquia es de 6 a 12 meses antes en la población afroamericana que en la blanca. Una vez establecidos los ciclos menstruales normales, éstos deben producirse a intervalos regulares que oscilan entre 25 y 35 días.
Por lo tanto, en las pacientes que cumplan con alguno de los siguientes criterios debe evaluarse la presencia de Amenorrea:
Amenorrea Primaria:
Ausencia de menstruación a los 14 años, y de crecimiento o desarrollo de características sexuales secundarias.
Ausencia de menstruación a los 16 años, independientemente de la presencia de un crecimiento normal y del desarrollo de características sexuales secundarias.
Amenorrea Secundaria:
Se denomina amenorrea secundaria, en aquellos casos que la mujer ya ha menstruado con anterioridad, y presenta ausencia de menstruación durante un intervalo de tiempo equivalente a por lo menos tres de los ciclos anteriores, o 6 meses.
Por último, siempre debe considerarse la posibilidad de embarazo dentro del análisis inicial, el enfoque diagnostico y terapéutico requiere una evalucion ginecológica completa sumado a paraclínicos complementarios, que permitan dar un manejo a tiempo y evitar efectos en algunos casos irreversible como la talla baja en la pubertad precoz, que pueden evitarse con una conducta adecuada desde el comienzo de las manifestaciones.